Se dice que el maridaje adecuado siempre es entre un vino y un platillo de la misma región u origen y, para comprobarlo, qué mejor ejemplo el de las pastas.
La pasta es un platillo muy versátil que se acompaña perfectamente con vinos blancos, rosados y tintos. El secreto está en la forma de cocinarse; por ejemplo, una pasta con pescados y mariscos y salsa blanca se acompaña muy bien con un vino blanco de uva pinot grigio, vernaccia o malvasía.
Por otro lado, la pasta preparada con una salsa Boloñesa, a base de carne molida, se acompaña perfectamente con un vino tinto de medio cuerpo de uva sangiovesede la Toscana o nebbiolo del Piemonte.
Las pastas, al igual que otros platillos de diferentes regiones, se pueden maridar con vinos de otras partes del mundo, siempre y cuando se tenga en consideración la intensidad y afinidad de aromas y sabores de cada uno de ellos.